Durante años el profesor Roberto Viguera terminaba cada jornada de trabajo en el Colegio pasando por la Dirección para anunciar "Viguera se va". Esta mañana nos hemos enterado de que Roberto se ha ido, esta vez para siempre.
Roberto nunca estaba de mal humor; podía tener bronca por alguna injusticia de los gobernantes o por la desidia de quienes deberían hacer mejor su tarea, pero siempre era afable en su trato personal porque no se enojaba con la gente sino con las cosas que están mal.
Aprovechándonos de su disponibilidad horaria y de su cercanía al Colegio lo llamábamos por teléfono a horas insólitas para pedirle que supliera a algún profesor; invariablemente respondía a nuestra solicitud con la mejor disposición, y llegaba presuroso a los pocos minutos de nuestro llamado, o pedía que le recordáramos el día y la hora en la que debería venir fuera de sus horarios habituales, por temor a olvidarse.
Le gustaba el tango "Oblivion" de Piazzola, la ópera, el tenor Alfredo Kraus, la película Puerta de Lilas, nadar en el mar pasando la rompiente, tomar un café charlando con sus amigos, la Historia, la historia argentina, y dar clases de historia. Según su propia admisión, no era un historiador, pero no es fácil encontrar muchos profesores que la enseñen con tanto fervor.
Lo extrañaremos mucho, pero hemos sido muy afortunados por haberlo conocido como alumnos o como colegas.
