Receso invernal... Pausa... Tiempo de planes diferentes. Les preguntamos a los niños que les gustaría hacer en sus vacaciones y estas fueron sus tiernas respuestas...
Sala azul turno mañana:
Benjamín: " Estar con mamá, papá y mi hermano y comer pan con manteca"
Juan Francisco: " Podemos caminar, ver el sol, ir a la plaza, al "super", a hacer trámites..."
Sala amarilla turno mañana:
Facundo R.: "Jugar en la cama de mamá y papá!!"
Lucía: "Quedarme en casa y dormir hasta más tarde!"
Ana: "Vivir en otra casa e ir a la playa"
Sala rosa turno mañana:
Vera: "Jugar con papá a los bebés"
Simón: "Voy a jugar con papá y a dormir"
Malena: "quiero hacer un pic-nic para mis muñecas"
Estas sencillas y cálidas respuestas nos invitan a reflexionar a los adultos sobre el valor de lo simple y cotidiano... Y es que deberíamos aprender más de ellos, dejar de auto exigirnos, sin sentir la necesidad y obligación de invertir dinero y cargar con todo para que el momento sea divertido y especial.
Los niños son capaces de improvisar un juego en cualquier lugar a donde van, y los adultos podemos hacer lo mismo...dejarnos llevar, tanto por ellos, los niños, como por nosotros mismos y disfrutar!
Intentar que las cosas sean más fáciles, despojarnos de necesidades impuestas y vergüenzas, y encontrar en las cosas que tenemos a nuestro alrededor la magia que ellos encuentran pero con nuestra propia mirada. Descubrir los detalles y descubrirnos disfrutando de nuestro juego y de su juego también. Será una fuente de enriquecimiento mutuo.
Si nos tomamos el juego en serio...nuestras vidas serán más sanas y más felices!
Por último les dejamos una reflexión, que también es nuestro deseo!
No les pidas a tus hijos
que se esfuercen por vivir vidas extraordinarias.
Estos esfuerzos parecen admirables
pero son un sinsentido.
Ayúdalos, en vez, a hallar
la felicidad de una vida ordinaria.
Muéstrales la dicha de probar
un tomate, una manzana, una pera.
Muéstrales cómo llorar
cuando mueren mascotas y personas.
Muéstrales el placer infinito
de sentir una mano en la suya.
Haz que lo ordinario cobre vida para ellos.
Lo extraordinario se resolverá solo.
Tendrás que enfrentarte a cada rato
a la presión de tener más, y más grande,
que la cultura parece imponerle a tus niños,
y a ti.
Hace falta coraje y disciplina
para ir despacio,
vivir simplemente
ver claramente.
Pero las recompensas con enormes.
¿Qué cosa ordinaria pueden hacer juntos hoy?
William Martin, “El Tao Te Ching de la crianza”.
Felices vacaciones!!!!
